Los cuencos tibetanos o cantores también son conocidos con otros nombres: tazón cantador, tazón himalaya o rin gong.
Consisten en un artefacto de metal con forma de cuenco o tazón, cuyos lados y bordes tienden a vibrar cuando son golpeados o frotados con un mazo, y los bordes se recorren con ayuda de un mazo o vara de madera.
Al principio los cuencos se fabricaron de manera artesanal pero la tradición dice que deben estar formados por la combinación de siete metales: plata, oro, mercurio, estaño, plomo, cobre y hierro y forjados de forma artesanal.
Los principales beneficios de los cuencos tibetanos vienen derivados sobretodo del sonido que producen al frotarlos o golpearlos y sobre todo al mantenerlo más o menos estable con ayuda de la citada vara de madera. Como ocurre –por ejemplo- con los beneficios de la música y la propia musicoterapia.
- Ayuda a aliviar el estrés y reducir la ansiedad.
- Mejora la concentración, siendo útil para estudiantes o para la práctica de la relajación y la meditación.
- Equilibra los hemisferios cerebrales, estimulando la actividad de las ondas alfa.
- Ideal para conseguir una meditación más profunda.
- Ayuda a equilibrar y limpiar tanto los chakras como el aura.
- Mediante la vibración de la pituitaria o la hipófisis ayuda a equilibrar el sistema endocrino.
- Alivia los dolores de cabeza.
- Mejora la creatividad.
Además de los beneficios indicados anteriormente, los cuencos tibetanos también son útiles a la hora de limpiar habitaciones y casas a nivel energético, limpiando el entorno.